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Writer's pictureAlexandra Zareth

Prácticas para la cuaresma

Updated: Oct 21

La Cuaresma nos brinda la oportunidad de reconocer y expresar nuestras emociones, permitiéndonos liberar aquellas que a menuda guardamos en compartimentos internos.

Este periodo nos concede la posibilidad de bendecirnos, a sí mismos romper con los ciclos perjudiciales, preparando así nuestro corazón, mente y cuerpo para estar receptivos al llamado del Espíritu Santo.


cuaresma


En las prácticas para la Cuaresma, les propongo explorar algunas de sus emociones y reconocer cómo estas pueden influir en sus comportamientos. Por ejemplo, cuando nos sentimos cansados, es posible que no estemos tan atentos a los demás. La sensación de estar abrumados nos hace menos flexibles, mientras que la vergüenza nos lleva a ponernos a la defensiva. Es crucial entender que las emociones tienen un impacto directo en nuestras acciones, y a su vez, nuestras acciones pueden reforzar nuestros pensamientos y emociones, creando un ciclo autoperpetuante.

Estos son ciclos que merece la pena interrumpir. Por ejemplo, si experimentamos soledad, es probable que notemos cuando otros se reúnen, lo que intensifica nuestro sentido de aislamiento. Interrumpir este ciclo es esencial. Del mismo modo, el sentimiento de vergüenza puede llevarnos al silencio y a retirarnos de nuestros entornos, generando más culpa y soledad. Romper con este ciclo también es valioso.



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En el Salmo 27, nos sumergimos en un "Cántico de Confianza", y en medio de este salmo, hallamos una práctica liberadora que equilibra la tensión entre la comprensión de quién es Dios, nuestra realidad actual y cómo estas verdades pueden coexistir armoniosamente.






Hoy les propongo participar en una práctica que comienza con la reflexión sobre las Escrituras y se extiende hasta la lectura del Salmo 27 en diversas versiones. Al recibir el mensaje de varias traducciones, logramos visualizar con mayor claridad los anhelos de nuestro corazón y comprender la palabra de Dios de una manera más profunda.

Es más tradicional leer el salmo de arriba abajo, pero permítase cambiar esa costumbre el día de hoy. Busque cosas en común, alguna serie, un patrón. Note los verbos y los sustantivos de las oraciones. ¿A quién le está pasando qué y qué hacen? Cuando nos alejamos de la costumbre de ver de izquierda a derecha, de arriba abajo, aunque perdemos el palpitar del ritmo poético, podemos apreciar las piezas presentes de manera diferente.


Les invito a que note en particular los siguientes detalles:


  • ¿Cuáles palabras usan para describir quién es Dios?

  • ¿Qué hace Dios?

  • ¿Cómo se siente el Salmista?

  • ¿Cuáles son las acciones que toma el Salmista o qué recomienda? 


Hay cosas realmente pasándole al Salmista y verdaderas emociones como resultado de esas experiencias. Hay peligro, amenazas, ataques y adversarios. Las preguntas retóricas nombran emociones como miedo con una reacción de un corazón que tiembla. Encontramos ahí también implícito por tiempos de “falsos testigos levantándose” y “ataques de un ejército” experiencias con las cuales puede identificarse al sentirse abrumada/o/e, exhausta/o/e, insegura/o/e, juzgada/o/e, herida/o/e, aislada/o/e y vulnerable. Es aquí donde la escritura puede convertirse en un modelo de práctica a seguir.


Hay una verdad de quien Dios es y lo que Dios hace que nos relata el Salmista y esas verdades coexisten con las emociones y las acciones que el Salmista puede reconocer, las cuales están relacionadas con sus verdaderos sentimientos.  

Las prácticas de Cuaresma le invita a nombrar esas emociones y le da la oportunidad de liberar esas emociones (a menudo compartimentadas) y regalarse la posibilidad de bendecir y libérese de los ciclos que le perjudican para preparar su corazón, mente, y cuerpo que buscan escuchar el llamado del Espíritu Santo. 




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ORACIÓN:

Generoso y amado Espíritu, habla a nuestros corazones, mentes y cuerpos. Descubre espacios que necesitan gracia y luz. Despierta la llenura de quienes somos con tu fuerza y sabiduría. Gracias por ser Dios que se mueve sobre el caos y trae vida. Gracias por ser Dios con nosotros, Dios para nosotros, y Dios en nosotros. Guíanos, Espíritu. Estamos aquí. Amen.  



Articulo redactado por Alexandra Zareth


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