La Luna, con sus ciclos constantes de cambio, ha inspirado a la humanidad desde tiempos antiguos, asociándose con el nacimiento, la vida, la muerte y el renacimiento. Su simbolismo ofrece una visión profunda sobre la imaginación y la mente simbólica humana. Una Luna Coach es una guía, que nos aporta gran sabiduría en la construcción de nuestros propósitos.
Cuando pensamos en liderazgo, la imagen que suele venir a la mente es la de un hombre exitoso, una persona influyente seguida por una multitud. Y cuando pensamos en la luna, la asociamos con el satélite que orbita la Tierra, vinculado a las mareas y que ejerce una profunda influencia en la psique y la naturaleza femenina. Pero, ¿Qué relación podría haber entre la luna y el liderazgo?
En un mundo cada vez más polarizado—feministas contra machistas, derecha contra izquierda, ecología contra industria—nos surge una pregunta crucial: ¿Cuál es el camino que debemos seguir para encontrar un verdadero sentido en nuestros procesos de vida y en nuestros proyectos? ¿Cómo podemos alinearnos con un entrenamiento que responda a las necesidades de un futuro tecnológico? La respuesta la encontramos en la Luna.
La luna no solo es una musa, sino también una poderosa fuerza movilizadora que afecta a todos los seres. Nadie escapa a su magnetismo ni a su influencia. Tradicionalmente, se ha asociado la luna con un arquetipo femenino, ya que sus ciclos de 28 días, orbitando la Tierra, influyen en la fertilidad tanto en la naturaleza como en el cuerpo de las mujeres. Desde que aprendimos a sembrar, cultivar y cosechar, la luna nos ha enseñado a reconocer el momento adecuado para cada tarea, según la fase en que se encuentre. Además, nos ha ayudado a ordenar el tiempo, pues desde las primeras civilizaciones, los calendarios se basan en los movimientos lunares. Incluso hoy, seguimos usando el calendario lunar para guiar algunos de nuestros hábitos: cuándo cortar el cabello, podar las plantas, limpiar la energía de nuestra casa o un proyecto.
Con el descubrimiento de la agricultura, y ciertamente entre finales de la Edad del Bronce y principios de la Edad del Hierro (ca. 2000-1250 a.C.), en la mayor parte del planeta se produjo un cambio por el que se pasó de un calendario puramente lunar a otro lunisolar. Cuando se descubrió que la luz de la Luna no era sino el reflejo de la luz del Sol, la imagen de la «eternidad» se trasladó a este último. En un proceso conocido como «solarización», muchos de los poderes de la Luna y de sus relatos asociados se transfirieron al Sol; los originales se devaluaron o cayeron en el olvido. En Occidente, este proceso coincidió aproximadamente con el dominio de las culturas patriarcales sobre las culturas de la Diosa, lo que, de forma similar, provocó que los relatos acerca de la Diosa quedaron oscurecidos o distorsionados por la perspectiva mitológica dominante de Dios. (La Luna: símbolo de transformación. Jules Cashford. Prólogo.)
Si desde tiempos ancestrales hemos seguido la guía de la luna, ¿por qué no lo hacemos en todos los aspectos de nuestra vida? Si bien el sol jamás le ha quitado el poder a la luna, más bien, esta brillante estrella, lo que ha hecho siempre es iluminarla, para que sea visible ante nuestros ojos, y podamos recordar que desde ella hay un poder complementario al del sol.
En este artículo, quisiera proponerte un enfoque en el que el poder lunar se convierte en una guía para nuestros propósitos, una forma de alinearnos con el ritmo natural de la vida. Estoy convencida de que la solución a nuestros problemas como humanidad no se encuentra en dar más poder a las polaridades, sino en retomar el camino del origen, el camino del centro. Esto significa que, como seres humanos, tenemos la capacidad y la responsabilidad de cuidar la vida. Así, el primer paso hacia un nuevo camino podría ser permitirnos ser guiados por la Luna.
No se trata de una disolución de las identidades de género, sino de una celebración de la gloriosa sinfonía de armonías que resulta cuando fuerzas complementarias empiezan por fin a actuar de forma concertada y a desarrollar así su infinito potencial. Se trata de que la humanidad avance hacia la siguiente etapa de su evolución, en la que hombres y mujeres por igual actúen desde un lugar de auténtico poder, un poder ejercido unos con otros y no unos sobre otros. Es hora de poner fin a la batalla de los sexos y reconocer que somos mucho más que nuestros géneros individuales. Es hora de ser plenamente humanos.
(Nilima Bhat and Raj Sisodia. Shakti Leadership.Prologo )
¿Cuándo y cómo aprovechar cada fase lunar? Aquí te voy a mostrar cómo la luna puede ser tu coach ya que tiene toda la sabiduría para ayudarte a alcanzar tus metas, desarrollar tus proyectos y tomar decisiones más acertadas para tu bienestar.
LUNA NUEVA
Durante la fase de Luna Nueva, la Luna se encuentra entre la Tierra y el Sol. En esta posición, la cara iluminada de la Luna está orientada hacia el Sol y la cara oscura hacia la Tierra, lo que la hace casi invisible desde nuestro planeta. En términos científicos, el ángulo de elongación (la separación angular entre la Luna y el Sol vista desde la Tierra) es de aproximadamente 0 grados. Esta fase marca el inicio del ciclo lunar.
Esta fase lunar está asociada con la temporada de invierno, un tiempo ideal para hibernar, reflexionar y reconectarse con el "hogar" interior. Es un período de introspección, renovación, silencio y desapego, donde se experimenta el vacío, no en términos físicos, sino como un proceso de transformación profunda. Esta fase se vincula con la muerte simbólica, que nos permite atravesar la oscuridad y sembrar lo nuevo.
Es un momento en el que las ideas germinan en nuestra mente, donde establecemos nuevos propósitos y metas, y dirigimos nuestra energía hacia la próxima estación. Durante esta fase, la creatividad florece y la sabiduría interna se profundiza, ya que el estado de contemplación nos permite revisar lo que hemos logrado, ofreciendo claridad para los próximos pasos. Es un tiempo para la recapitulación de lo aprendido, para recoger experiencias y encontrar soluciones a las dificultades.
LUNA CRECIENTE
A medida que la Luna avanza en su órbita alrededor de la Tierra, pasa a la fase de Cuarto Creciente. Durante esta fase, la Luna ha recorrido aproximadamente un cuarto de su órbita, y la elongación es de unos 90 grados. Desde la Tierra, vemos la mitad derecha de la Luna iluminada. En términos astronómicos, la Luna se encuentra en un cuadrante que forma un ángulo recto con la línea que une la Tierra y el Sol. Esta fase es clave para observar el crecimiento progresivo de la luz reflejada en la superficie lunar.
Esta fase lunar está asociada con la primavera. Después del profundo invierno, comenzamos a sentir el calor del sol sobre nuestras semillas, la tierra se fertiliza, y las flores y la hierba comienzan a llenarse de color. La vida se manifiesta en toda su diversidad.
Es el momento de avanzar hacia nuevas metas. Después de haber definido claramente el camino a seguir, podemos salir a buscar los recursos necesarios para nutrir lo que hemos sembrado. La energía vital está de nuestro lado, impulsándonos a dar los pasos necesarios hacia los objetivos que hemos establecido. Ya conocemos las áreas que requieren mejora y cómo podemos progresar en nuestros propósitos.
Este tiempo es jovial, marcado por encuentros, la creación de nuevos vínculos, la exploración de nuevos lugares y la experimentación. La luna nos guía hacia una acción enfocada y dirigida.
LUNA LLENA
La fase de Luna Llena ocurre cuando la Tierra se encuentra entre la Luna y el Sol, con la cara visible de la Luna completamente iluminada. En este punto, la elongación es de 180 grados. Desde nuestro planeta, vemos toda la superficie lunar iluminada, lo que convierte a la Luna Llena en la fase más brillante y fácilmente observable. Esta fase es crucial en fenómenos como las mareas altas debido a la alineación gravitacional de la Luna y el Sol con la Tierra.
En esta fase lunar nos encontramos en un momento de máxima fecundidad, simbolizado por el arquetipo de La Madre. Es un tiempo de fertilidad, sensualidad, atracción e iluminación, donde podemos aprovechar para "seducir" nuestras metas, atrayendo hacia nosotros los objetivos y los recursos necesarios. Es el momento ideal para entregar, intercambiar, promocionar, mostrarnos al mundo y embellecer nuestros talentos.
Esta luna nos nutre internamente con ideas frescas y nuevos vínculos. Es el momento de dar a luz, de expresar nuestro poder creativo, nuestras habilidades y competencias. Es, sin duda, el mejor momento para fecundar y hacer crecer nuestros sueños.
LUNA MENGUANTE
Finalmente, durante la fase de Cuarto Menguante, la Luna ha recorrido tres cuartos de su órbita. Su elongación es nuevamente de unos 90 grados, pero en la dirección opuesta a la fase de Cuarto Creciente. Desde la Tierra, observamos la mitad izquierda de la Luna iluminada. Esta fase marca el inicio del decrecimiento de la luz lunar visible hasta regresar a la Luna Nueva.
Su estación es el otoño, un tiempo de recoger la cosecha y de iniciar la poda. Es el momento de recolectar los frutos que nos servirán para el próximo ciclo y de desechar aquello que no germinó o no dio sus mejores frutos. Por esta razón, esta fase lunar es crucial, pues nos enseña a ser selectivos, a establecer límites y a discernir con claridad entre lo que nos nutre y lo que no. También nos invita a transmutar aquello que aún no hemos podido renovar en cada ciclo, convirtiéndolo en un tiempo de sanación y tierra fértil para una nueva siembra, nos ayuda a la reflexión poner cada cosa en su lugar.
Esta fase lunar nos invita a conectarnos con nuestra sabiduría interior, a reconocer lo que hemos aprendido y aquello que nos ha fortalecido hasta ahora. Se aconseja aprovechar esta luna para reducir el ritmo de nuestras actividades, preparándonos para el siguiente ciclo de Luna Nueva, donde volveremos a “casa”, es decir, a un período de introspección guiado por la Luna para reencontrarnos internamente y continuar nuestro camino evolutivo.
Además de los efectos específicos de cada fase, se cree que la Luna, en su ciclo completo, influye en los ritmos biológicos y emocionales de las personas. Por ejemplo, algunas investigaciones sugieren que la luz de la Luna Llena podría afectar los patrones de sueño, contribuyendo a un sueño menos reparador, lo cual podría influir en el estado emocional y mental.
Si bien las creencias sobre la influencia psíquica de la Luna varían y a menudo están enraizadas en la tradición y la cultura, muchas personas encuentran en el seguimiento de las fases lunares una forma de alinearse con sus propios ciclos internos, usando estas energías como guías para la autorreflexión y el crecimiento personal.
La Luna es la entrenadora, es nuestro guía para alinearnos a un ciclo natural, un recorrido de 28 días, que comprende 13 fases lunares en el año, lo que nos acerca mucho más profundo a una posibilidad de caminar y de crecer en nuestra vida con el ritmo y poder de la naturaleza interna y externa, de esa manera nos alejamos de las polaridades, y nos sintonizamos al ritmo de la vida desde lo más sagrado.
¡Espero que esta guía sea de gran ayuda para que tus propósitos,
tus sueños, tus metas de los mejores frutos para todos !!!
CAROLINA CUERVO
Coach Creativo
Arte Terapeuta
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